viernes, 20 de noviembre de 2009

La crisis de los polinizadores.

Por: María Del Coro Arizmendi.
BOLETIN BIMESTRAL DE LA COMISIÓN NACIONAL PARA EL CONOCIMIENTO Y EL USO DE LA BIODIVERSIDAD.

Recientemente se han documentado decrementos en las poblaciones de algunos polinizadores, sobre todo de insectos que han sufrido envenenamientos causados por el uso de pesticidas, en cultivos, la competencia y el desplazamiento por especies introducidas, así como por la pérdida de hábitat por deforestación y fragmentación.
La extinción de los polinizadores no produciría, al menos de manera inmediata, la desaparición del ser humano dado que muchos de los cereales más importantes, como el maíz y el arroz, se polinizan por viento.  Sin embargo, sí produciría fuertes restricciones en la dieta y posiblemente enfermedades masivas debidas a estas carencias.  Muchas de las plantas con flor pueden producir frutos sin que se lleve a cabo la transferencia de gametos pero éstos son de baja calidad y sabor, como es el caso de las fresas que, en ausencia de polinizadores, sí genera frutos pero su calidad nutricional es muy baja y su sabor es poco agradable.

Se calcula que el valor de polinizadores para la economía en países como Estados Unidos es de 400 mil millones de dolares por año.  Aunque estas cifras son difíciles de estimar en una interacción que involucra alrededor de 400 mil especies en todo el mundo, nos hablan de la importancia que reviste preservar este proceso para el ser humano.

Un buen ejemplo de este valor son los sistemas de agricultura intensiva como la producción de almendras en Estados Unidos.  Este cultivo, que en las últimas décadas se ha hecho masivo en California, produce ganancias millonarias por tener rendimientos my buenos y requerir pocos insumos.  Pero en los últimos años se presentaron disminuciones sustantivas sin que aparentemente hubiera alguna explicación.  Con un análisis cuidadoso, los investigadores se dieron cuenta de que el factor que limitaba la producción de almentras eran los polinizadores.  El uso de pesticidas y la fragmentación del hábitad provocaron la disminución en la abundancia de las abejas nativas en esa region.

En México se reporta que hay 316 especies de plantas que se cultivan de manera cotidiana, de las cuales 286 se destinan para la alimentación y 80 como insumos para vestido, la vivienda o como especies ornamentales.  De las plantas que se usan para la alimentación, los humanos consumen el fruto o la semilla de 171 especies; de éstas,  80% depende de un polinizador para su producción, y en el 12% es esencial la polinización, es decir, de no existir los polinizadores no se obtendrían los frutos o las semillas.  Aunque la mayoría de los alimentos que consume el mexicano no requiere polinizadores (maiz, trigo, etc) sin éstos no podría conseguirse la variedad en la dieta ni la  cantidad de nutrientes esenciales recomendados por los organismos internacionales para el bienestar humano.

--Fotografía: NOE VARGAS.--

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Vibora de 4 narices.

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Quiza, el personaje más peligroso y agresivo de la Reserva de la Biósfera El Cielo, en Tamaulipas, México.

Ultimo amanecer en Colola, Michoacán en nuestra segunda expedición.

Ultimo amanecer

Esa mañana era especial en la expedición a Colola, Michoacán. Era el último día de la expedición, al atardecer retomaríamos la carretera que nos llevaría de regreso a Lazaro Cárdenas y de ahí a Morelia. Fue fácil levantarse, revizar nuestro equipo de fotografía y video y estar listos para el programa del día. Siendo 4 en la producción, nos dividimos en dos grupos. Alba e Izaaq navegarían en lancha en busca de tortugas, mientras que Elí y yo recorreríamos la playa en dirección sur, hacia el pueblo, en cacería de imágenes y de Don Guille para hacerle una entrevista respecto a su experiencia como el tortuguero más veterano de la comunidad indígena de Colola.



La primera imágen que secuestró nuestra atención por varios minutos fue el amanecer. No es que en composición de imágen fuera realmente especial, sino, más bien, que tiendo a registrar siempre los amaneceres de todos aquellos lugares que visito, es un honroso ritual.



A lo lejos, antes de bajar de nuestra habitación, en el segundo piso de una de las pocas cabañas que hay en el centro ecoturístico de Colola, pude ver un grupo de personas que pescaban, al parecer, usando botes de PET y unos hilos. "Allá está la acción", pensé. Al momento nos encontrábamos Elí y yo sobre la arena fabricando encuadres mientras nos acercábamos a aquél grupo de locales. Habíamos caminado algunos 20 0 30 metros cuando nos encontramos con el cuerpo de una tortuga golfina y parecía tener ya uno o dos días ahí bajo el sol. El olor era insoportable a varios metros.



Para ese día ya habíamos sabido sobre algunas tortugas que habían amanecido muertas en la playa, pero no nos había parecido alarmante, "algún depredador natural debío haber sido", pensamos. Seguíamos concentrados en las entrevistas y en captar la condición de vida de las personas en Colola, y esque, ese día era Día de Muertos y estábamos seguros que en el centro del pueblo acontecían cosas que era imperativo precenciar.



Como fotógrafo, uno no piensa en las fotografías como trofeos dignos de reconocimiento, sino, más bien, buscas compartir aquello que en aquél momento y en aquél lugar fue tan especial y digno de documentar para comunicarlo a los demás.

La biodiversidad NO nos pertenece.

La biodiversidad NO nos pertenece.
Se extiende por todo el planeta, delimitando lo que muchos seres humanos creen erróneamente les pertenece. Ni la tierra, ni el aire, ni el agua, ni los olores, ni la lluvia, ni los animales ni nada le pertenece al hombre. Somos sólo humildes seres de luz y de conciencia que hemos venido a servir a nuestros hermanos en esta maravillosa experiencia divina que le llaman "vida" o "existencia" para honrar al Sol, nuestra fuente más grande de energía.